Los japoneses ya no quieren hacer el amor

La explicación tiene que ver con la sociedad que han construido. No se trata de egoísmo sino de falta de recursos.
Allí trabajan más de doce horas al día y viven en una caja de zapatos porque el precio de la vivienda roza niveles estratosféricos y en Japón hay un problema de espacio y densidad de población. Cuando regresan a casa, los hombres casados aseguran que sufren de desconfianza en sus propias capacidades sexuales debido al agotamiento y al estrés por mantener a la familia. Es decir, los hombres tienen la libido en los calcetines.
Ellas trabajan el mismo número de horas, pero tienen otro tipo de problema. Según las estadísticas, el 83% de las mujeres casadas dimite para hacerse cargo del hogar. Por eso muy pocas quieren contraer matrimonio, porque no desean renunciar a sus carreras. Quieren ser independientes, esto es, libres.