Cuando la vida cuesta un riñón.

Bienvenidos a la Pequeña España.
Si quieres pelo, te lo pones en Estambul por 2000 mil euros, viaje incluido. Si quieres dientes nuevos, lo mismo.
Pero ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por un riñón nuevo?
Hay un hospital en la ciudad kenyana de Eldoret. Es tan especial que las autoridades del país han tenido que intervenir, investigar, incluso cerrarlo parcialmente porque, desde hace muchos años, practica trasplantes de riñón, y son ilegales. Hasta allí acuden pacientes de orígenes diversos: europeos, asiáticos, gente de Oriente Medio, y todos pagan 200.000 euros por un riñón nuevo. Lo hacen porque lo necesitan para no morir prematuramente y están en lista de espera en sus respectivos países, a menudo durante años. Cuando toman la decisión de dar el paso, es decir, de hacer algo clandestinamente, muchos se olvidan de que se trata de un acto delictivo y, antes y después de la operación, graban y suben a las redes vídeos desde sus camas del hospital para celebrar que la vida continúa.
El escándalo es tan enorme que ha llegado al parlamento de Kenya. Y los beneficios para los propietarios del negocio son tan astronómicos que han amenazado de muerte al diputado que se ha interesado por el tema y está investigando de manera oficial.
El problema es que esos pacientes están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir. Y, ya que hablamos de supervivencia, ¿Cuánto estarías dispuesto a recibir por uno de tus riñones?
La necesidad es mala compañera en África. El precio de base son 6000 mil euros, pero es un engaño porque hay intermediarios que se llevan su parte. Hay tanta gente viviendo en la miseria que acaba vendiendo sus órganos por 2000 o 1500 euros. Un dinero con el que van tirando, como mucho, seis meses. Cuando se agota, siguen hundidos en la pobreza más extrema y con un órgano menos, que les impide trabajar normalmente. Todos los afectados aseguran estar agotados, tener menos energía, y no tienen ningún tipo de seguro o seguimiento médico. Y entre los vendedores, ellos son los afortunados, porque hay muchos otros con situaciones aún más precarias.

Publicado el 26/08/2025
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