Los palestinos

Ningún país árabe quiere a los palestinos. Ninguno. Ni antes, ni ahora.
Cuando se creó el estado de Israel, los países árabes se negaron a que también hubiera un estado palestino porque querían utilizar a los palestinos como carne de cañón en su lucha contra Israel. En ese sentido, los palestinos fueron las víctimas.
En los años setenta, Jordania acogió a miles de palestinos, hasta que los palestinos intentaron derrocar al rey Hussein, el que le regaló la Mareta a España. Ganó el rey y expulsó a los palestinos, que ya no eran víctimas, sino culpables.
Se marcharon al Líbano, una preciosidad de país, hermoso, pacífico, tolerante y económicamente boyante. ¿Y qué hicieron los palestinos? Aliarse con milicias islamistas y maoístas y declarar la guerra al gobierno cristiano maronita. Resultado, una guerra civil espantosa, cientos de miles de muertos y un país destrozado.
También fueron acogidos en Kuwait. Hasta que apoyaron la invasión de la pequeña monarquía por parte de Saddam Hussein. Iraq perdió la guerra y los palestinos fueron otra vez expulsados.
En Egipto ya tienen lo suyo con los Hermanos Musulmanes, y reciben una masiva ayuda militar procedente de Estados Unidos, que es aliado de Israel. Por ahí tampoco se puede esperar nada.
Es decir, nadie quiere a los palestinos en su casa porque no son de fiar y siempre intentan apropiarse de su nuevo país mediante la violencia.
Por eso Israel no puede, desde su punto de vista, tolerar la creación de un estado palestino porque sabe que los terroristas de Hamás se harían con el poder y proseguirían su guerra contra Israel, pero esta vez con una diplomacia, un ejército oficial y todas las ventajas de ser un estado soberano. Además, tanto Hamás como cualquier odiador de Israel, no desea crear un estado y convivir pacíficamente con Israel al lado. Lo que quieren es sustituir a Israel, que desaparezca como nación y, a ser posible, que la población sea aniquilada.
Esto es lo que hay que comprender. A lo largo de la historia, los palestinos han sido inocentes, responsables y culpables. Lo mismo se puede decir de Israel, con un matiz. Israel nunca se opuso a la creación de un estado palestino, hasta ahora, y nunca empezó una guerra por su cuenta, siempre ha respondido a todos los ataques. Y los israelíes saben que no pueden permitirse el lujo de perder una guerra porque supondría su desaparición.
Por eso, todas esas manifestaciones a favor de un estado palestino y contra el conflicto no tienen mucho sentido. Si, de verdad, los palestinos quieren la paz, que devuelvan a los israelíes secuestrados y que Hamás entregue las armas y el dinero recibido de nuestros bolsillos que dedican para comprar más armas y para que los jefes vivan a cuerpo de rey en Catar o los Emiratos Árabes Unidos. Como no quieren, pues guerra hasta que Israel lo limpie todo. ¿Y la población? Son rehenes de Hamás, vale, pero la gran mayoría apoya a los terroristas.
Nos guste o no, Israel no cambiará su política de defensa porque le va la vida en ello. Y Hamás, al igual que Hezbollah en el Líbano, tampoco quiere que cambien las cosas porque la paz significa la pérdida de poder.
Es un conflicto sin salida porque a nadie le interesa que la haya.
En cuanto a los que se manifiestan en favor de la causa palestina, ya que son tan pacifistas y rezuman buenas intenciones, podrían extender su indignación sin ir mucho más lejos. Hay ochocientos mil muertos entre Siria y Yemen por la guerra civil, y millones de refugiados. Hay miles de kurdos sin patria, que no se meten con nadie, que anhelan su propio estado y viven olvidados por todos. Hay miles de cristianos asesinados en Nigeria a manos de musulmanes por ser cristianos, y nadie organiza manifestaciones, ni flotillas de la paz, ni financiación benéfica para las víctimas y sus familias. Por no hablar de los mil muertos cobrados por la ETA, aquí en España. No entiendo por qué hay que boicotear y paralizar una competición deportiva en lugar de hablar, debatir, incluso protestar. ¿Qué culpa tienen los ciclistas y los aficionados al ciclismo?
Entonces, quizá, el problema sea otro. Tal vez el problema es el odio y la xenofobia contra Israel, porque son judíos, porque han triunfado y porque no se arrodillan ante nadie. Lo que sea, cada uno es libre de tener una opinión y de expresarla, pero sería conveniente conocer los hechos y estudiar la Historia antes de juzgar de manera tan vehemente. Y, por encima de todo, sería saludable aplicar el mismo trato a todos, sin excepciones, porque un cristiano nigeriano, un kurdo, o un sirio, no valen menos que un palestino.
Hasta pronto

Publicado el 17/09/2025
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