El miedo a la libertad

Lo de Warner Bros es un capítulo más en la guerra por el control. Controlar el dinero, la audiencia y el contenido. Es decir, poder. Nada más.
Para los que estéis en otro planeta, os lo cuento rápido.
Netflix es la plataforma de streaming más grande del mundo. Y Warner Bros, empresa creada por dos hermanos polacos en 1902, es uno de los tradicionales y grandes estudios de Holywood. Lo que tiene, sobre todo, es la propiedad intelectual y comercial de sagas muy rentables como Harry Potter, Batman, Friends y los Soprano. Es decir, HBO pertenece a Warner Bros.
Bien. Llegan a un acuerdo y establecen una nueva plusmarca con una oferta de más de noventa mil millones de dólares. Y, justo entonces, aparece Donald Trump. Y, ¿Qué dice? Dice que no. ¿Por qué? Por dos razones.
En primer lugar, habla de la creación de un mastodonte con aire de monopolio si Netflix se saliera con la suya. Esto a Trump, en realidad, le da igual. El problema, y esa es la segunda razón y la que de verdad importa es la orientación ideológica de Netflix. Netflix tiene más de trescientos millones de suscriptores. Si añade el paquete Warner Bros, sería todavía más influyente. Y de eso se trata. Más audiencia, más dinero, más influencia, más poder.
Netflix es, por decirlo sencillamente, muy rojo. Warner Bros también posee la CNN, enemigo declarado de Trump. Y el presidente no quiere que una plataforma abiertamente demócrata e incluso wokista, controle la mayor parte del mercado del entretenimiento.
Ese mercado está en pleno auge. La gente consume cada vez más series y películas y Netflix lidera esa carrera. La guerra es total y Netflix ha corregido levemente su contenido para evitar el fracaso cosechado por Disney. Los nuevos dirigentes de Disney se han cargado la empresa a base de hacer secuelas con mujeres empoderadas, resilientes y ecofeministas que no han cuajado y han ocasionado pérdidas millonarias, véase Blancanieves y las últimas entregas de la Guerra de las Galaxias. Como ha machacado tanto al hombre, los hombres le han dado la espalda a Disney y resulta que los hombres son mayoritarios en el mercado de las películas de acción y aventuras.
Netflix se ha dado cuenta y aunque todavía produce algunas mamarrachadas, también tiene cosas muy buenas.
Entonces Trump ha metido en la ecuación a Paramount. Detrás de Paramount está su yerno y detrás de su yerno está Arabia Saudí. Trump quiere sabotear la operación de Netflix para que sea su entorno el que controle el contenido y a la audiencia y para que ese mismo entorno gane dinero, porque también se trata de eso. Poder y dinero, como siempre. Como Warner Bros ha rechazado seis ofertas de Paramount, ahora ya hablamos de OPA hostil y ya veremos cómo termina la cosa.
Hablando de poder, dinero e influencia, el presidente francés quiere crear un organismo para comprobar las noticias y sancionar lo que considere falso. Y quiere que sea la ONG Reporteros sin Fronteras, que son más rojos que Pol Pot, la que dirija el nuevo chiringuito. Y quiere hacer todo esto para frenar al canal más popular e influyente de Francia, que se llama Cnews y es de derechas. Lo mismo quiere hacer Pedro Sánchez en España y la infame Von der Layen quiere controlar todos nuestros mensajes. Es decir, nuestros dirigentes, elegidos en las urnas o a dedo, tienen miedo de perder el poder. Como han detectado el crecimiento de una corriente conservadora que atraviesa toda Europa, en lugar de pelear por sus ideas democráticamente, quieren anular esos partidos y a sus electorados controlando a la prensa y teniendo acceso a nuestra intimidad. Eso es un comportamiento autoritario y contrario a nuestras leyes. El proceso ya está en marcha y convergen poder legislativo, ejecutivo y judicial. En Francia cerraron el canal 8, el de mayor audiencia, por no ser de izquierdas y la justicia ha inhabilitado a Marine Le Pen. En Alemania pretenden ilegalizar al AFD, principal partido en intención de voto. En Rumanía, Bruselas ordenó la repetición de las elecciones. En España, el gobierno controla los principales medios de comunicación. Hay miedo a la libertad no vaya a ser que el ciudadano tenga un criterio discordante. Y lo último será la eliminación del dinero en efectivo para que no podamos tener ningún secreto y sepan lo que consumimos. Tenemos que abrir los ojos y despertar de nuestra siesta hedonista porque hay una guerra abierta entre despotismo y libertad, entre oscuridad y esperanza.
Hasta pronto

Publicado el 10/12/2025
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